top of page
Buscar

DEMOCRACIA EUCLÍDEA

Foto del escritor: MIGUEL DEL BARRIOMIGUEL DEL BARRIO

Actualizado: 21 may 2021


Hexágonos, cuadrados, triángulos y círculos se repartían democráticamente el poder en la República Euclídea, tanto era así que durante decenios celebraron los más variados acuerdos para conseguir amplias mayorías que permitieran a unos y a otros enriquecerse y medrar a costa de una población desencantada, perdida entre promesas incumplidas y constantes vejaciones. Poco a poco, en el afán de la lucha, los distintos partidos fueron tomando conciencia del límite, robarlo todo exigía asumir nuevas y arriesgadas estrategias, había que apurar el vaso, así algunos concluyeron que sería mejor repartir lo que quedaba de pastel entre menos. Fue entonces cuando, de forma muy democrática, hexágonos, cuadrados y triángulos se presentaron a las elecciones de forma conjunta bajo el lema “Viva el vértice, abajo la curvatura”. Entre todos consiguieron la mayoría suficiente para impedir a partir de entonces el acceso de los círculos al poder, que al carecer de ángulos, se verían impedidos a la hora de representar a la ciudadanía. Pasaron años en los que todo círculo fue prohibido hasta el punto en que las monedas, los ombligos y los girasoles eran cuadrados, triángulos y hexágonos respectivamente. Pero los partidos vencedores no se dieron por vencidos, hexágonos y cuadrados constataron su singularidad, la paridad de vértices, esto excluiría a los triángulos, ¡tocarían a más! Nuevamente de forma muy democrática hexágonos y cuadrados se aliaron y en las primeras elecciones en las que obtuvieron mayoría expulsaron a esos indeseables triángulos, decidieron en Congreso que adoptar la paridad angular era imprescindible para representar a los votantes, por su equilibrio, por su equidad… Sobra decir que los triángulos lo tuvieron difícil, sencillamente desaparecieron. Fue por entonces cuando un famoso topólogo enunció el principio “Los hexágonos son sublimes, son capaces de tapizar cualquier superficie curva sin dejar huecos”. Este principio fue repetido hasta la saciedad en los medios gubernamentales, en ese momento en manos de los hexágonos. En las primeras elecciones en las que los hexágonos obtuvieron mayoría absoluta prohibieron la concurrencia futura de sus adversarios los cuadrados, por incapaces. Ahora vivimos en Euclídea una república realmente democrática, los círculos emigraron en busca de vértices, los infames triángulos impares se esconden, ya no manifiestan su deformidad, los torpes cuadrados se retiran a espacios más rígidos, bidimensionales, en los que cómodamente pueden habitar sin dejar espacios intermedios, y nuestros amados hexágonos, ¡ay nuestros amados hexágonos!,… lo tapizan todo… muy democráticamente.

62 visualizaciones0 comentarios

Comments


  • Facebook

©2024 por MIGUEL DEL BARRIO ARQUITECTOS

bottom of page